Blog de Óscar del Río

1kg de tecnología, 250g de sociedad, economía y otras especias

Dios aprieta pero el estado ahoga

Ayer estuve comentando con un buen amigo el gran lastre económico que representa el estado para las Startups y PYMES de España.

Cuando eres una Startup o una PYME no paras de pasar por caja. Contratas a una persona y pagas por casi una y media (Seguros sociales), una quinta parte de lo que factures va para el estado aunque no hayas cobrado todavía (IVA), y el más injusto de todos: si eres capaz de acabar el año con beneficio, que en los tiempos actuales doy fe del sacrificio que supone,  estás obligado a pagar una tercera parte de los mismos al estado, ojo, ¡aunque decidas reinvertir estos beneficios en la propia empresa! (Impuesto de sociedades)

Siempre que toca pasar por caja reacciono del mismo modo… asombro, seguido de ira, a continuación seguido de tristeza e impotencia y por último incomprensión y más ira.

¿Por qué esta ira? Porque cada euro que se queda el estado es un euro improductivo que no puedo invertir en incorporar a más personas al equipo, en contratar servicios de terceros o en investigar e innovar.

Esta vez, en lugar de dejarme por la ira he decidido tomármelo de un modo constructivo y planteo una propuesta, de lo que me parece sentido común, sin ser ningún experto en economía ni en política:

¿Por qué el estado no perdona el impuesto de sociedades a Startups y PYMES que se comprometan a reinvertir el beneficio y que, de ese beneficio, se les obliga a que al menos el 30% (lo que correspondería pagar por el impuesto) se invierta en contratar a personal?

De esta forma, toda empresa con beneficio, contribuiría, en mayor o menor medida y de forma productiva, a reducir el problema del desempleo. Y ojo, no hablo de gastar menos, ya que en el fondo el dinero que iría a parar al estado se está empleando de una forma, bajo mi punto de vista, más efectiva.

Lo he copiado de mi cuenta de twitter para constatar que se puede dar una receta contra el paro en 140 caracteres… no parece tan difícil, ¿verdad?

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